En época de bonanza económica las relaciones entre los administrados y los trabajadores de la Administración son las normales que han darse en todo momento, y resaltamos lo de trabajadores porque es los que somos: ni más ni menos que “trabajadores de lo público”.
En los momentos llamados de bonanza empleos liberales y trabajadores de multitud de empresas perciben salarios dignos, que en muchísimos de los casos son superiores a los que percibimos los trabajadores de las distintas Administraciones. Pero es ahora, y en época de crisis cuanto somos objeto de crítica, encontrándonos en todo momento en el punto de mira de muchos.
También los empleados públicos, si bien no con la misma intensidad que el resto, padecemos la situación de crisis actual. Por todos es sabido que son muchos los Ayuntamientos que no pueden pagar los salarios en la fechas convenidas, que los convenios colectivos se están firmando con dificultad y austeridad, y que en algún que otro Ayuntamiento se está barajando la posibilidad de un Expediente de regulación de Empleo (ERE).
Hay quienes aprovechando el ciclo de crisis mundial en el que estamos inmersos en estos momentos, movidos por intereses oscuros y bastardos, y desde la cobardía y la impunidad que les otorga el anonimato, y aprovechando las nuevas tecnologías descalifican a los trabajadores de nuestro Ayuntamiento invintando y provocando a que muchos ciudadanos nos falten al respeto.
De otro lado, en estos últimos meses algunos compañeros se han visto envueltos en asuntos que se encuentran en manos de la justicia, sin que hasta el momento haya recaído sentencia firme condenatoria sobre ninguno de ellos por la comisión de actos delictivos. Desde la Unión General de Trabajadores no compartimos en modo alguno el tratamiento de que han sido objeto estos compañeros tanto por algunos medios de comunicación así como por declaraciones vertidas por nuestros gobernantes en algunos de los casos.
Son más de treinta años los que llevamos en Democracia y por tanto en un Estado de Derecho, pero son demasiados los que desconocen este hecho.
El principio de inocencia o presunción de inocencia es un principio jurídico penal que establece la inocencia de la persona como regla. Solamente a través de un proceso o juicio en el que se demuestre la culpabilidad de la persona, podrá el Estado aplicarle una pena o sanción. La presunción de inocencia es una garantía consagrada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y en Tratados Internacionales sobre derechos humanos. “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la Ley y en un juicio público en el que se le hayan garantizado todas las garantías necesarias a su defensa”.
Por tanto el imputado no puede ser tratado como un culpable, ya que la culpabilidad debe ser jurídicamente construida, no existiendo pues “Nadie culpable si una sentencia no lo declara así”.
Desde la Unión General de Trabajadores y en aras de prestar un servicio rápido, transparente y por tanto de calidad tal y como demandan los ciudadanos, pedimos cautela y respeto a la hora de realizar manifestaciones de los empleados de este Ayuntamiento, y que éstas no se realicen desde la cobardía y el anonimato, y por tanto esperemos el pronunciamiento de la justicia, pronunciamiento que será respetado por todos los que sí sabemos estar en Democracia y por tanto convivir en un Estado de Derecho.
