¿De qué han servido tantos recortes y subidas de impuestos?
¿De qué ha servido tanto sacrificio?
¿De qué ha servido tan injusta e ineficaz Reforma Laboral?
¿De qué ha servido el aumento de la edad de jubilación?
¿De qué ha servido la demonización de los sindicatos?
¿De qué ha servido tanto desprestigio al sector público y por tanto de sus empleados?
¿De qué ha servido............?
¿De qué?
No son pocas las ocasiones en las que el Gobierno de la Nación ha vaticinado fechas en las que saldríamos de la maldita crisis. Y la ciudadanía continuamente apretándose el cinturón confiando en un Gobierno que cada final de trimestre nos decía que sería en el próximo cuando comenzáramos a crecer, confiando en un Gobierno que nos auguraba cada trimestre el final del aumento del desempleo y el comienzo de la generación de trabajo. Y lo único que ha crecido trimestre tras trimestre "ha sido los enanos al Gobierno".
Cada semana íbamos preparando el cuerpo para ver qué iba a acordar el Consejo de Ministros en los Viernes Negros. Ayer era el Viernes Negro que ha creado más expectación desde el inicio de los fatídicos recortes que nos han ido empobreciendo. Todo eran quinielas, en las que unos apostaban por la subida de impuestos, otros por un nuevo aumento de la edad de jubilación, otros por requeterecortar los exiguos derechos que nos han dejado a los empleados públicos. Pero tan "sólo" nos han vuelto a condenar con la prórroga de la subida del IRPF durante 2014 y una subida en el impuesto de Sociedades.
¿ Saben por qué sólo se ha quedado en esto?
Porque ya no hay de donde recortar más, la población no puede estar más empobrecida, el consumo no puede estar más frenado, ya son pocas las empresas que pueden cerrar sus puertas, ya no quedan más autónomos que destruir, el desempleo no puede ser mayor, la sanidad y la educación no pueden estar peor......
Ante tal escenario el Gobierno sólo contaba con dos opciones: la de suavizar la tensión contenida en la población o la de traspasar el Gobierno, porque comprarlo, creánme no hay inversor que confíe en el mismo después de tantas mentiras.
Pero si de algo ha servido este Viernes Negro ha sido para descubrir la verdadera realidad, ya no podemos ser engañados más, hay que decir la verdad a nuestros mayores, a los empleados públicos, a los trabajadores del sector privado, al pequeño empresario, a los autónomos y cómo no a los jóvenes, a esos jóvenes a los que en los años venideros se les va a negar el derecho al trabajo...el derecho a vivir dignamente.
El Gobierno ha tenido que reconocer, suponemos que en base a sus dotes adivinatorias, lo que nadie quería escuchar, que el fin de la crisis se retrasa a 2016, que el desempleo seguirá creciendo durante toda su legislatura, y por tanto el reconocimiento de su falta de capacidad para abordar lo prometido por Rajoy tantas y tantas veces desde que asumió la dirección del país:
" Me propongo, pues, dedicar toda la capacidad del Gobierno y todas las fuerzas de la Nación a detener la sangría del paro, estimular el crecimiento y acelerar el regreso de la creación de empleo"
Rajoy vive en sus carnes el castigo de Sísifo, aquel rey de la mitología
griega que trataba una y otra vez ascender una montaña empujando una
pesada carga, que se le escurría en el último momento. El presidente del
Gobierno se presentó en noviembre de 2011 a las elecciones generales
como aquel que lograría reactivar el empleo, tras haberse perdido tres
millones de puestos de trabajo con los socialistas en el poder, en la
legislatura de la Gran Recesión. Las previsiones presentadas ayer tras
el Consejo de Ministros suponen admitir que su mandato acabará con 1,3 millones de empleos menos.
Que en su legislatura, la tasa de paro media acabará (el 25,8% en 2015)
mucho peor que el último dato de desempleo del mandato socialista
(22,8% en el cuarto trimestre de 2012).
Más claro agua. A políticas equivocadas resultados negativos.
ResponderEliminarLas medidas que se ejecuten para limitar el déficit público no deben aplicarse de tal forma que se vulneren los derechos económicos, sociales y culturales. El Estado debe asegurar que el gasto público social se mantenga en niveles adecuados para asegurar la plena efectividad de los derechos económicos, sociales y culturales sin discriminación y sin regresividad
ResponderEliminarNadie hubiera sospechado que aquel hombre de mediana edad, bien rasurado y correctamente vestido que paseaba por el interior de El Corte Inglés curioseando vitrinas de joyas, estuviese tramando la comisión de un delito. Mientras la sonriente dependienta le mostraba un valioso anillo de diamantes, que según dijo quería obsequiar a su novia como regalo de pedida, lo cogió, lo introdujo en su bolsillo y salió a toda leche, quebrando ágil y velozmente cual Messi cuarentón al grueso custodio que intentó capturarle. Una vez franqueada la salida se detuvo y esperó en el exterior, con las manos en la nuca, a los vigilantes que habían iniciado su persecución cuando se activaron las alarmas. El ladrón les solicitó muy educadamente que llamasen a la Policía, pues quería que le sometieran a un juicio rápido y le enchironasen; estaba ya dos años en el paro, no encontraba empleo y le habían desalojado por impago del piso que tenía alquilado. Prefería ir a la cárcel, donde al menos dispondría de alojamiento gratis y comería de caliente. Se trataba, en definitiva, de que la sociedad y sus representantes le devolvieran lo que le habían quitado, directa o indirectamente.
ResponderEliminarLo que no sabía el pobre desgraciado, porque no estaba al día de las últimas noticias, es que ya no había Policía, ni Juzgados, ni Prisiones. El Gobierno había suprimido todos esos servicios, por deficitarios. Tendría pues que conformarse con una buena paliza.