Hay personas que tienen esta actitud de respeto a los riesgos que nos rodean. No tiene nada que ver con lo aprendido en los colegios, ni con la cantidad de títulos académicos. Es un modo de enfrentar la vida. A estas personas se les debe pedir que no cambien.
Lo cierto es que esta forma de respeto hacia la seguridad no está generalizada. Por tanto, debemos de trabajar individualmente y en grupo para conseguir que las personas trabajen y vivan con una actitud positiva en ese ámbito.
En principio, debemos admitir que estamos rodeados de riesgos en casi todas partes pero cuando realizamos actividades en determinados trabajos, esos riesgos crecen de manera desorbitada. Por ello, si cabe, se debe tener más cuidado.
El peligro en estos trabajos será elevado hasta que entre todos no provoquemos un cambio cultural que conlleve una modificación en la actitud y nos proporcione un espacio donde desplegar nuestra vida laboral, en un ambiente de sano compañerismo y con riesgos mínimos.
Depende de todos y cuanto antes empecemos a cambiar, mucho mejor. Recordemos: "Trabajar de manera segura depende de todos".
Un ejemplo de esta aceptación y falta de preocupación por mantener los niveles mínimos de seguridad son las siguientes frases, que se repiten por los trabajadores con excesiva frecuencia:
“Se tarda más tiempo en preparar un medio seguro que el que lleva el trabajo en sí…”
“Aparentamos mientras está el de seguridad cerca, porque si tuviéramos que trabajar siempre así, no haríamos nada…. ¡Eso no es posible!”
Estas frases son argumentos muy usuales que justifican la no utilización de los medios que minimizan los riesgos. Además, son inmensamente dañinas porque anulan cualquier intento de cambio de actitud en los trabajadores.
Cuando un trabajador experimentado lanza estos mensajes negativos a un nuevo trabajador, no está dando sólo su opinión sobre el estado actual; está predisponiendo al novato a repetir sus mismos errores y a asumir la situación sin esperanza de evolución.
Por otra parte, el empresario también tiene sus obligaciones respecto al trabajador y su seguridad.
El empresario debe entregar los medios materiales adecuados para el trabajo y para la protección colectiva e individual del trabajador; debe formar y velar por la seguridad en todo momento. Estas obligaciones traen aparejadas un coste económico para el empresario, pero no se puede comparar con la obligación de permitir y facilitar que los trabajadores realicen su trabajo en las mejores condiciones de seguridad, tal y como se establece en la ley.
Veamos un ejemplo. Cuando ocurre un accidente grave el empresario puede tener serias penalizaciones económicas y jurídicas. Ello le supondrá, evidentemente, muchos conflictos, complicaciones e inquietudes. Pero lo peor de todo son las repercusiones físicas y psíquicas sobre el accidentado, que puede derivar hacia la muerte.
Analizando lo anterior: ¿Quién es el mayor perjudicado en un accidente? Sin dudarlo, el trabajador. Y si es obvio que el trabajador es el mayor perjudicado. ¿Porqué él mismo no provoca las modificaciones? El trabajador tendrá que ser el mayor interesado en cambiar y asegurar que en el trabajo se minimicen los riesgos.
Es preciso fomentar ese cambio de actitud en los trabajadores, que son los más implicados y beneficiados.
Al trabajador escéptico hay que pedirle: REFLEXIONA SOBRE UN CAMBIO DE ACTITUD.
Al trabajador nuevo le debemos pedir: INÍCIATE CON ACTITUDES POSITIVAS.
Por último debemos tener en cuenta que muchas veces se confunde el concepto de trabajador eficiente. Para unos es aquel que cumple con los objetivos a la mayor brevedad. Pero esta idea no es correcta. Un trabajador eficiente es el que, además de cumplir los objetivos, realiza el trabajo encargado con unos niveles altos de calidad y seguridad.
que incertidumbre, que va ha pasar? quien va ha ser delegado de seguridad?
ResponderEliminarholaaaaaaaa
ResponderEliminardicen que camino, pero nose. como vuelva como delegado o asesor se va a cagar la perra
ResponderEliminarYo no sé lo que pasa que las dependéncias de la esfínje aláda, parece la romeria de Nuestra Sra. de La Marismas,...vaya peregrinacion, jeje, lo unico que falta que pongan en la entrada yá, es el confecionario del Padre LLanes, que manera de entrar gente,...bueno yo a lo mio.
ResponderEliminarGrán amigo de jamónes,
es nuestro Supervival,
y yá que no es carnavál,...
hará ciertas excepciones.
Se portará zalaméro,
muy sobrádo de salero,
no dudándo en regalar,
cuando vea al "POPULAR",
un piropo chaquetero.
Jodééérrr, despues leer a el Simbraueta, estoy convencido con toda "seguridad", que comemierdas, hay en todos lados.
ResponderEliminarPues vaya mierda, pues los discipulos padelianos, a caban de perder 2-0., con el Ayto.
ResponderEliminarCon el por culo que dieron, estos dóctos monjes y su lider ideologico, el citrico, abrazafarolas gaviotero.
Es conocida la frase ?si crees que la seguridad cuesta mucho dinero, prueba con los accidentes?. Aunque la seguridad, la prevención tiene un coste, las empresas más rentables acostumbran a ser también las más seguras. La seguridad forma parte del proceso, del procedimiento utilizado para la obtención de la rentabilidad. Los accidentes generan pérdidas humanas
ResponderEliminarDe poco le está valiendo al otro sindicato judicializar las relaciones laborales en el Ayuntamiento. Ha vuelto a perder otro juicio. En estos días ya van dos bofetadas. No se van a enterar que estas cosas se arreglan con la negociación y presentando propuestas. Ahora asistiremos a otros juicios, pero en esta ocasión tienen denunciados a compañeros de trabajo. Lógico, se trata de un sindicato "Sin clase". Os llevareis otra bofetada no sólo jurídica sino de los propios compañeros que ya os verán con otros ojitos.
ResponderEliminarque humillacion, si yo fuese del uspla me iria, avergonzado y arrepentido, a UGT pidiendo clemencia y que me acogiesen en su manto protector.
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