Cuando he abierto el facebook
esta mañana, me encuentro con las gracias de la familia de Paco Boiso a todo el
colectivo de la Policía Local de Algeciras.
Posiblemente sea el colectivo
quien le tenga que dar las gracias a Paco, por habernos sentido dignos de tener
a un compañero como él. Un compañero que tenía siempre una respuesta certera
ante las dudas que engendra nuestro trabajo diario. Un compañero que compartía
con los demás, los conocimientos que atesoraba sobre la Policía, sobre todo,
sobre su Policía Local.
Me quedo con la enorme emoción
que produjo el párroco en la Iglesia de La Palma, cuando se refería a ese
atestado, a ese accidente que ha ocurrido allá por esas vías celestiales, y que
han requerido de su presencia, llevándoselo tan pronto y tan joven.
Me quedo con la emoción y las
lágrimas que contemplé en los rostros de los agentes que escucharon esas
palabras. Porque quien ha demandado de sus servicios, Jesús, Dios, o a saber
quién, sabe perfectamente que se ha llevado al mejor de los instructores de
Atestados. Pero los que quedamos aquí abajo, nos quedamos atestados de anécdotas
vividas, atestados de grandes recuerdos, atestados de entrañables momentos, y
el último que tuve con Paco fue hace un año aproximadamente. Entré en el
despacho de Atestados y me recomendó un libro: “En el umbral de la muerte”, como
siempre, un buen libro de investigación, un libro sobre Policías y asesinatos,
de la labor que realizan los Mossos d´Esquadra de Figueras en sus quehaceres
diarios. Una trepidante novela de procedimiento policial, como decía el propio
autor, Eduard Pascual, que en verdad es un Policía jubilado en 2005 por una
enfermedad.
La novela me gustó de principio a
fin. Otro acierto más de Paco. Otro, de sus muchos aciertos. Una de las frases
que tengo subrayadas del libro es la siguiente. Una frase que te dedico
compañero Paco Boiso: “Un Policía debe saber dónde se cometen todos los pecados
del mundo, pero no cometer ninguno”.
P.D. Así era Paco: desinteresado, generoso, optimista, bueno y muy
inteligente. Su afán por hacer la vida más fácil a los demás lo
convirtió en uno de los agentes más queridos de la Policía Local de Algeciras. Aunque
te hayas ido, siempre permanecerás en nuestros recuerdos, por tanto, siempre
estarás vivo. Nadie muere del todo si vive en el corazón, en la memoria y en el
recuerdo de quienes lo amaron y lo conocieron.
In Aeternam memoriam.
Antonio Jesús Pérez García
Lo puedes decir más alto , pero no más claro.
ResponderEliminarUn salúdo a todos.
Me parece un muy bonito homenaje a Paco Boiso.
ResponderEliminarPalabras entrañables.
Al nacer comienza,
ResponderEliminarel camino recto hacia la muerte,
legádo natural del mismo instante
en que la vida impulsa su primer latido.
Del fogón y su inpetud es compartido,
a la ceniza y su tensora exánime,...
solo media ese lapso imprecindible.
Por un instante me evado,
de toda realidad contigua y me ahondo,
en las arrugas de mi frente.
Y en el silencio extremo que toma formas
de luces y sombras con sonidos propios,
resulta con nitida armonía, mi gratitud,
a tu creencias.
Hasta siempre compañero !!!.
Grande Paco Boiso. Grande y buena persona.
ResponderEliminarDescansa en paz compañero.
Me habeis emocionado con estas palabras. Lo conocía poco, pero me han dicho que era muy buena persona.
ResponderEliminarUn gran acierto por parte de todos vosotros al dedicarle un espacio al compañero Boiso. Un bonito gesto, pues Paco también fue durante unos años sindicalista.
ResponderEliminarMerecido recordatorio y que descanse en paz.
Muy bonito homenaje a un Policía honrado y bueno
ResponderEliminarEn la Policía Local de Algeciras era todo un referente y como bien dice Antonio, servidor al resto de compañeros y muy inteligente, no tenía altura en sus estudios, era sin lugar a dudas el más aventajado de los Policías.
ResponderEliminarR.I.P. compañero Paco Boiso.
Lo que más nos aproxima a una persona es esa despedida, cuando acabamos separandonos, porque el sentimiento y el juicio no quieren ya marchar juntos; y aporreamos con violencia el muro que la naturaleza ha alzado entre ella y nosotros. (Federico Nietzsche)
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