Cada vez que la necesitan ahí la tienen. Y la usan. Empresarios,
banqueros, dueños de grandes almacenes y funcionarios de élite varios no
dudan en invocar la legislación vigente cada vez que lo considera útil para sus intereses.
Sus bien preparados y mejor pagados abogados, que se conocen al dedillo las trampas del Aranzadi
y el más mínimo detalle que haya sentado jurisprudencia, tienen
encuadernados en piel magníficos ejemplares de la "sacrosanta" -cuando
les interesa- Constitución Española.
Y la esgrimen, legítimamente, por supuesto, cada vez que sus ilustres
defendidos necesitan recurrir a ella. Ahora bien, cuando quien apela a
esa misma Constitución lo hace para buscar respaldo y defenderse de sus
tropelías, al instante se ponen de los nervios y no dudan en desplegar sus mejores armas para poner automáticamente en cuestión el mismo instrumento jurídico que tanto defienden cuando les interesa.
No acaban de asimilar los banqueros -principales responsables de la crisis-, ni los dueños de grandes superficies,
o los sindicatos corporativos que tanto han crecido en la
Administración Pública en los últimos años, que el Derecho de Huelga
está reconocido en el artículo 28.2 de la Constitución y
que éste garantiza a los trabajadores la posibilidad de recurrir a él
cuando estimen conveniente, que suele ser cuando sus representantes, los
sindicatos de clase, hemos agotado todas las vías posibles de
negociación para evitar que se lesionen sus intereses hasta extremos
inadmisibles.
Y como esto a banqueros, prebostes, financieros, especuladores y
demás responsables de la crisis no parecen dispuestos a asimilarlo, pues
se dedican a delinquir. Presuntamente, claro. Pero ¿cómo podemos
llamar o definir si no, al comportamiento de todas aquellas empresas de
las que hay constancia que llevan días, por no decir semanas,
presionando a sus empleados para que, bajo ningún concepto se les ocurra
secundar la Huelga General de este jueves 29 de Marzo?
Desde aquí quiero insistir una vez más: No tienen derecho a impedirlo ni deben hacerlo. Por eso los hemos denunciado ante la fiscalía y ante la dirección territorial de la Inspección de Trabajo.
Lo que los trabajadores tenemos este 29M es la oportunidad de luchar por defender nuestros puestos de trabajo, nuestras condiciones de trabajo.
Y para quien no tiene empleo es la ocasión de luchar para que, cuando
lo encuentren, ese trabajo tenga unos mínimos niveles de dignidad.
Y para quienes trabajan en la Administración pública -a quienes, por
cierto, esta Reforma Laboral les pone directamente la proa y muchos no
parecen acabar aún de creérselo- es el momento de pelear porque los servicios que prestan a los ciudadanos mantengan sus niveles de competencia y calidad.
Este jueves 29M el poder es de los trabajadores. No podemos dejar pasar la oportunidad.
Tenemos el derecho y la obligación de dar la batalla. Y que todos los poderes se estrellen. Que se estrellen ante la firmeza que mostremos a la hora de defender nuestros derechos y ante la expresión en libertad, tanto en la huelga como en la calle, de nuestro descontento.
O luchamos por nuestros derechos o quedaremos absolutamente a expensas
de quienes tienen la sartén por el mango, por los mismos que estos días
hemos tenido que denunciar por haberse dedicado a extorsionar, a
coaccionar, a meter miedo para que la gente no falte al trabajo.
Como vengo repitiendo en los últimos días, el miedo no tiene sentido ya cuando la reforma laboral te lo ha quitado todo. ¿Qué más se puede perder? De ahí que no tenga sentido ceder a las presiones.
El éxito de la huelga este 29M será el éxito de todos los trabajadores,
los parados, los jóvenes y los mayores, las mujeres y los hombres... de
todos los que nos vamos a unir para salir a la calle este jueves y
gritar lo más fuerte que podamos que ASÍ NO, que el camino por el que ha
optado el gobierno del PP y que supone el robo flagrante de derechos
laborales y sociales conseguidos tras años de lucha, no estamos
dispuestos a tolerarlo.