El estrés y la violencia en el trabajo representan alrededor del 30% de los costos totales de las enfermedades y accidentes y se estima que tiene un coste en torno al 0,5% y el 3,5% del PIB del mundo cada año, según distintos estudios. Por otra parte, la encuesta realizada por el Observatorio de Riesgos Psicosociales de UGT, concluye que el 75% de los trabajadores presenta estrés, debido sobre todo, a unas deficientes condiciones ambientales de trabajo; el 87% reconocen tener una carga mental alta, y el 71% siente inseguridad respecto a las condiciones de su trabajo. Un problema en auge no sólo por la nueva concepción del trabajo (aumento de los ritmos de trabajo, por ejemplo) sino por las propias condiciones provocadas por la crisis: incremento del desempleo, y del trabajo precario, de los horarios de trabajo, inseguridad en los ingresos, deterioro en las condiciones laborales etc.
En esta época del año, días de descanso, de vacaciones, hablamos de recuperación física y mental, de ’desestresarse’. La globalización y la introducción de nuevas tecnologías han supuesto cambios en la organización y en las condiciones de trabajo, han generado nuevas tareas, nuevas relaciones laborales que tienen consecuencias sobre la seguridad y salud: incremento del desempleo y del trabajo precario, de los horarios, de trabajo; reducción de plantillas; incremento del ritmo de trabajo: inseguridad en los ingresos; deterioro de las condiciones de trabajo; incremento del estrés en las actividades del sector servicios y nuevos riesgos emergentes.
Esta nueva concepción del trabajo supone para los trabajadores un aumento en los niveles de presión laboral, que conllevan la aparición de unos síntomas que desencadenan lo que llamamos estrés, que en España puede afectar a más del 52% de los asalariados, según datos de la Encuesta de Calidad de Vida de Trabajo 2010.
El trabajo de campo que realiza el Observatorio de Riesgos Psicosociales de UGT, constata que, de los más de 4500 trabajadores de todos los sectores encuestados en el periodo de tiempo de 2004-2009, que el 75% de los trabajadores presenta estrés, debido sobre todo, a unas deficientes condiciones ambientales de trabajo; el 87% reconocen tener una carga mental alta, el 83% por carecer de autonomía al realizar sus tareas, el 76% por no tener definido el rol y el 71% siente inseguridad respecto a las condiciones de su trabajo y al futuro de su carrera profesional. Fundamentalmente son las actividades dedicadas al sector servicios las que presentan una organización del trabajo con mayor presencia de factores psicosociales – carga mental alta, trabajo a turnos, temporalidad, trabajo rutinario, etc- que desencadenan en riesgo de estrés.
Según diversos estudios, el estrés y la violencia en el trabajo pueden representar posiblemente alrededor del 30 % de los costos totales de las enfermedades y accidentes a nivel mundial. Sobre la base de estas cifras, se ha estimado que el estrés/violencia puede costar aproximadamente entre el 0,5% y el 3,5% del PIB cada año en el mundo. Según los últimos datos de la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y Trabajo, los países de la Unión Europea invierten 20.000 millones de euros al año para combatir el estrés laboral.
Sin embargo, y a pesar de que la preocupación por el estrés laboral es elevada en España (presenta el mismo nivel de preocupación que los accidentes y los trastornos musculo-esqueléticos), en un número muy importante de las evaluaciones de riesgo en las empresas no se tienen en cuenta los factores psicosociales y organizativos (horario, pausas, ritmos de trabajo, etc.) y en el escaso porcentaje que sí se han analizado y detectado no se ha tomado ninguna medida al respecto.
UGT considera que es necesario, entre otras medidas, que las empresas evalúen estos riesgos, adecúen la carga y ritmo de trabajo a la capacidad de los trabajadores; establezcan un sistema de gestión que evite estos riesgos y fomente la comunicación entre los distintos niveles organizativos de la empresa.