Policías y Ladrones (Primera parte)

En estos días es de casi obligado cumplimiento salir de compras a la calle para buscar detalles que regalar a nuestros seres queridos y amigos, si bien este año las ventas se han visto marcadas por la fuerte crisis económica que se viene sufriendo.

Dos tradiciones con orígenes muy diferentes se han ido asociando en la Navidad para hacernos la vida más feliz. Papá Noel o Santa Claus llegó del mundo anglosajón y adelantó los regalos a la Nochebuena, pero no ha desbancado a los Reyes Magos en poder de ilusión de los más pequeños a la hora de pedir sus regalos. Preparar los calcetines para Santa o escribir la carta para los Reyes forman parte ya, por igual, de nuestra tradición navideña.

En nuestra salida en la busca del regalo perfecto no podemos pasar de alto como las nuevas tecnologías han sustituido a todo aquello que conocíamos hace tan sólo unos años. Estanterías llenas de ordenadores, teléfonos móviles, cámaras digitales, playstation, consolas wii, libros electrónicos, gps, nintendos.........

Entre tantos artilugios electrónicos hubo un momento en que empecé a soñar despierto en aquellos juegos al aire libre en plena calle, que por cierto mucho más instructivos que los de ahora, que tanto añoro como el sillón de la reina, las cuatro esquinas, el churro, la comba... y forcé la memoria para recordar las normas de aquel sencillo juego al que llamábamos "Policías y Ladrones".

Se trataba de un juego parecido al pillapilla y al escondite, un juego en el que se mezclaban las dos clase de juego, se juntaban unos cuantos muchachos, y enseguida organizaban dos grupos, uno representado por POLICÍAS y otro por LADRONES. Como la mayoría preferían ser mala persona (ladrón), tenían que echar suerte para ver quien le tocaba ser. Cogía uno de ellos una china del suelo (piedra pequeña se entiende), la ocultaba en la espalda en una de las manos que cerraba hecha un puño, después presentaba las dos manos cerradas para que el otro eligiera, habría la mano elegida y si allí estaba la china, había perdido, convirtiéndose en POLICÍA. El que elegía la que no tenía la china, lógicamente pasaba al grupo de LADRONES. De esta forma lo hacían todos. Si resultaban más en un grupo que en el otro, los elegidos primero no se movían, pero entre los últimos seguían hasta completar las dos cuadrillas. Si eran nones y había uno más, se agregaba a cualquier lado. Llegaba otro muchacho y se unía a los que eran uno menos. Llegaban varios y tenían que echar suerte entre ellos, igual a como lo hicieron los anteriores. Elegían una esquina donde desembocaban tres o cuatro calles que no eran muy largas, para en ellas poderse esconder los LADRONES. El juego consiste en que los policías tienen que encontrar y pillar a los ladrones. Un ladrón puede salvar a los demás si consigue llegar a tocar la mano de uno de su mismo grupo, entonces todo vuelve a empezar.

De pronto desperté y me di cuenta que hay quienes no han olvidado este juego, y rebasando las normas de un juego de rol en vivo, lo han extrapolado a la realidad.

Y en esta realidad la UGT se ha posicionado en el grupo de los Policías y se formula la siguiente pregunta:

¿Quién o quiénes tenderán la mano para que sea tocada por el ladrón de tal forma que salve al grupo y todo vuelva a comenzar?