Avanzamos con el principio de acuerdo, pero el peligro está en el gobierno

 

Quien me conoce sabe hasta qué punto suelo trabajar, tanto yo como la organización a la que represento, por conseguir llegar a acuerdos en cualquier tipo de tesitura siempre que quede una mínima posibilidad de conseguirlo. Estos días estamos viviendo uno de esos casos y por eso quiero poner en valor el principio de acuerdo conseguido con los empresarios. No tanto ya por el contenido, que también, sino por lo que implica la capacidad de ponerse de acuerdo.

Hemos conseguido que los empresarios respeten el modelo de negociación colectiva y hemos hecho un esfuerzo por preservar salarios y derechos de los trabajadores. El contenido establece flexibilidad, respeto a los convenios por sectores y por provincias (y no sólo convenios de empresa como quería un sector de la CEOE y el gobierno) y un mecanismo pactado que garantiza la participación de los representantes de los trabajadores en las decisiones de las empresas. 

El acuerdo en materia de salarios posibilita garantizar el poder adquisitivo. No establece congelación salarial y deja claro además que salarios y marco de negociación son competencia bilateral entre sindicatos y empresarios. Es decir, un terreno en el que el gobierno no tiene por qué entrar.

¿Cuál es el reto ahora?

Pues que el gobierno tiene que respetar la autonomía de las partes en el marco de la negociación colectiva diseñado en el acuerdo sin interferir para nada con las medidas de Reforma Laboral que adopte.

Espero que ni Rajoy ni sus ministros caigan en la tentación de legislar algo que viole o modifique el acuerdo. Espero que no se deje llevar por esa ansiedad con la que están dando sus primeros y erráticos pasos en el ejercicio del poder y sepan valorar hasta qué punto es saludable democrática y económicamente que sindicatos y empresarios seamos capaces de ponernos de acuerdo.

Lo lógico debería ser que el gobierno  respetara los pactos entre sindicatos y empresarios, pero yo no le he escuchado hasta el momento decir que lo harían. ¿Hasta qué punto, cuando se decidan a legislar, van a respetar la decisión de las partes? Por el momento se desconoce. Y la verdad, por lo menos yo, no me fío. Están obsesionados con modificar las normas laborales cuando, no me cansaré de repetirlo, las actuales normas laborales no son el problema.

Entre otras consideraciones el acuerdo, a mi juicio, significa estas tres cosas

1. Que con las normas vigentes podemos hacer perfectamente una adaptación pactada y consensuada de los derechos de los trabajadores y las necesidades de las empresas. Sin desregulación y sin dejar la capacidad de decidir en manos del empresario.

2. Que como nadie sabe qué es lo que hay que hacer para que las empresas vayan mejor, el acuerdo es un instrumento que lo posibilita, que ayuda a ello. 

3. Que nadie tiene por qué meter las narices poniendo en marcha mecanismos de reforma  cuya utilidad está por ver.

Así que espero que no no se intente una reforma laboral cuyo objetivo sea simplemente, una vez más en nombre del empleo, abaratar despidos y eliminar derechos de los trabajadores en la contratación. A UGT Andalucía, la organización que represento, conmigo a la cabeza, nos tendrán siempre enfrente de este tipo de tentativas. No digo ya si además osan convertirlas en carne de Boletín Oficial.

 

 

M.P.

Publicado por Manuel Pastrana